Gonzalo y su vida austera


Gonzalo fue un niño que siempre tuvo todo desde pequeño, las mejores cosas de las marcas más reconocidas, no había nada que le faltara. En vacaciones, su familia visitaba los lugares más caros de la ciudad presumiendo de su coche, barco y todo el dinero que tenían.

Gonzalo siempre tenía muy buenas vacaciones, cuentos para niños

Pero, cuando creció y cumplió 15 años, Gonzalo se cansó de esa vida que tenía, distanciándose del mundo que le rodeaba, donando su ropa a las personas necesitadas y, en las vacaciones, les dijo a sus padres que ya no quería pasear más en barco.

Sus padres, visto su comportamiento, pensaron en internarlo, y durante tres años, hasta cumplir los 18 años, Gonzalo estuvo internado en un colegio alejado de la ciudad, al que sus padres acudían sólo en verano y Navidad para llevarle regalos caros.

Gonzalo guardó todos los regalos de sus padres, llenando tres maletas con cosas para donar que, cuando cumplió la mayoría de edad, pudo regalar a quienes más lo necesitaban.

Gonzalo recibía regalos caros, cuentos infantiles

Todo ese lapso ayudó a que Gonzalo forme una personalidad fuerte y empática, para poder avanzar en el camino de la autosuperación. Se convirtió en un hombre austero, que se preocupaba por los demás y su vida. Como era de esperar, se alejó de su familia controladora, viviendo en un pequeño piso, vistiendo sencillo. Cada día, Gonzalo se iba feliz al trabajo.

Luego de un tiempo, se topó en la calle con dos señores mayores, ambos con sombreros y pidiendo una limosna. Al ver que lloraban, les prestó más atención y se dio cuenta que eran sus padres, quienes parecían no reconocerlo. Gonzalo se sintió muy mal al ver cómo sus padres pasaron de tenerlo todo a quedarse en la calle.

Con suma amabilidad y cortesía los llevó a su casa, donde les dio ropa, comida y un lugar para dormir. Tras volver de su trabajo corriendo para disfrutar de sus padres, se encontró con una nota que decía:

Los papas de Gonzalo, cuentos para niños

"Querido Gonzalo, estando mejor gracias a ti te escribimos esta nota de agradecimiento por todo lo que has hecho por nosotros y que nadie había hecho. Quisiéramos poder devolver tu gesto, pero no conocemos otra manera y preferimos guardarnos el momento en el que nos reconociste y ayudaste, a pesar de haber sido malos padres. Nos alegramos mucho de que seas mejor persona, siempre te hemos amado y siempre lo haremos. Mamá y papá".

Esa carta hizo que Gonzalo no parara de llorar, al ver que sus padres, tarde pero seguro, aprendieron a ser buenos padres, valorándolo como hijo y aceptando sus errores de pasado. Gonzalo y su vida austera quedaron marcados para siempre, llegando a ser la persona más feliz del mundo.


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Sobre Antonio Ruz

Bloguero desde el año 2007 con varios sitios de diferentes temáticas que puedes encontrar en http://www.mundoblogs.es/
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