En una aldea muy lejana, el molinero del pueblo estaba muy malito en la cama por lo que llamo a sus tres hijos para decirles lo que le dejaba a cada uno de ellos.
-A mi hijo mayor dejaré el molino para que trabaje y pueda vivir de él.
A mi hijo el mediano dejaré el burro para que pueda llevar cargas y ganarse también la vida.
A mi hijo pequeño solo puedo dejarle el Gato que es lo único que me queda.
El hijo pequeño se fue a recorrer el mundo pensando que le había tocado la peor parte, ya que solo había recibido un gato.
Entonces, el gato le hablo y le dijo:
-Dame unas botas y un saco y espérame aquí junto a este árbol.
El gato lleno el saco de hierba y lo dejó un poco abierto. Cuando un conejo entró, cerró el saco y atrapo al conejo.
Este se lo llevó al rey a quien le dijo:
-Le traigo un regalo de mi señor, el Marqués de Carabás.
-Dale las gracias al marqués de mi parte, dijo el rey.
Durante varios días, el gato le llevó al rey otros regalos como perdices, liebres y cosas así, por lo que el rey estaba muy contento con ese Marqués de Carabás.
Un día, el Gato con Botas se enteró que el Rey iba a pasear por el camino de al lado del río y le dijo a su amo.
-Esta es tu oportunidad, métete en el río desnudo antes de que pase la carroza el Rey.
Su amo le hizo caso y se metió en el río.
Cuando pasaba la carroza del Rey, el Gato con Botas comenzó a gritar:
-Socorro, socorro, que se ahoga mi amo, el Marqués de Carabás.
El Rey al oir aquel nombre que tantos regalos le había hecho, mandó parar la carroza y ordenó a sus pajes que le trajeran un vestido nuevo y lujoso al niño.
La princesa lo invitó a pasear por aquellos campos que no conocían.
Entonces el Gato con Botas aprovechó y le dijo al Rey que todos eran de su amo, el Marqués.
El Gato con Botas se adelantó a la carroza y a todos los campesinos les dijo que si el Rey les preguntaban de quien eran aquellos campos, todos tenían que responder del Marqués de Carabás o el Rey los encarcelaría.
Cuando la carroza del rey llegó a la aldea todos los campesinos le dijeron que aquellos campos eran del Marqués de Carabás.
Después, el Gato con Botas se fue al Castillo del Ogro que podía hacer magia y le dijo:
-¿A que no puedes convertirte en un fiero león?.
-Ahora lo verás, le respondió el ogro que se convirtió en un león gigante.
-¿Y en un pequeño ratón?
-Ahora lo verás también, dijo el ogro que se convirtió en un ratón pequeñito.
El Gato con Botas aprovecho para saltar sobre el ratón y comérselo de un bocado.
Cuando el rey llego hasta el castillo, preguntó de quien era.
El Gato con Botas respondió que el Castillo también era de su amo, el noble Marqués de Carabás.
Como el niño le caía tan bien al Rey y como la princesa se había enamorado de él, muy pronto celebraron una boda y se casaron, por lo que el niño se convirtió en el Principe del país.
Así que resulta que al final el más pequeño de los hermanos se llevo la mejor parte, ya que el Gato con Botas le había ayudado a convertirse en un Principe.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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