El Flautista de Hamelín - Cuentos infantiles

Erase una vez en un pueblo muy lejano, hubo una plaga de ratones y aparecían por todos sitios.
El alcalde y todo el pueblo estaban ya desesperados y ofrecieron 1000 monedas de oro a quien consiguiera echar a los ratones del pueblo.

Un día se presento en el pueblo un joven con una capa sucia y con una flauta. Entonces dijo en el centro de la plaza:
-Yo seré quien libre al pueblo de los ratones.
A lo que le contestó el alcalde:
-No creo que lo consigas, pero si es así te entregaremos la recompensa de las 1000 monedas de oro.



El flautista empezó a tocar una bonita melodía y de uno en uno se fueron acercando los ratones a sus píes para escuchar como tocaba la flauta.

El Flautista de Hamelín - cuentos infantiles

Este se fue alejando del pueblo mientras seguía tocando la flauta y detrás de él todos los ratones del pueblo.
Se metió en el río que le llegaba por las rodillas y los ratones fueron entrando también ahogándose todos.

Todo el pueblo lo aclamó por su hazaña y este se dirigió al alcalde.
-Vengo por mi recompensa.
El alcalde le dio una bolsa. El flautista contó las monedas, pero solo había 100.

-Aquí no está todo el dinero, dijo el joven músico.
-Demasiado es por solo tocar la flauta un rato, le respondió el alcalde.
-Se arrepentirá de haberme engañado.

El músico enfadado volvió a la plaza del pueblo y comenzó a tocar una música nueva.
Ahora fueron todos los niños del pueblo los que empezaron a andar detrás del flautista como si estuvieran hipnotizados.

El Flautista de Hamelín - cuentos infantiles

Los mayores del pueblo pensaron que podía ir otra vez al río, pero los engaño y se llevo a los niños hasta la montaña donde los escondió a todos en una cueva que se cerro con una gran piedra.
Un pequeño que estaba un poco cojito, llegó más tarde y pudo ver donde encerró a todos los niños del pueblo.

Todo el pueblo estaba muy triste y las madres y padres lloraban a todas horas.

El pequeño cojito se aburría mucho sin amigos y se fue a dar un paseo cerca de donde estaban encerrados el resto de niños.
Entonces vio en el suelo un objeto que brillaba y se acerco a cogerlo.
Se trataba de la flauta del músico.
Se la llevó a la boca y volvió a tocar la misma canción que aun recordaba.
De pronto, la piedra gigante empezó a moverse liberando de nuevo a todos los niños del pueblo.

Todos felices volvieron al pueblo y el nuevo alcalde le regaló al niño cojito una bolsa con 1000 monedas de oro.

Y la flauta la quemaron para que no volviera a ocurrir nada malo en el pueblo.

Y todos fueron felices y comieron perdices...


FIN




Sobre Antonio Ruz

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