Cuentos para Niños
En una ocasión, tres de las estrellas que
más lejos estaban en la constelación de Alonso decidieron plantarse ante la
Luna porque decían que su luz impedía que fueran observadas por el ser humano.
"En los días en los que estás llena,
tu luz absorbe nuestros colores y cuando estás nueva no se refleja tu brillo
sobre nosotros" le dijeron las estrellas, frustradas por no poder ser
amadas por los hombres.
Querían, anhelaban con todo su corazón poder ser
observadas y admiradas por su belleza, por el brillo que podían ofrecer en las
noches de tristeza y soledad.
Por eso su pequeña discusión.
La Luna les contestó y dijo: "todavía
son pequeñas y deben crece para que los ojos de los seres humanos puedan verlos
y admirar su belleza. Sin embargo, sólo existe una manera de hacerse ver, tomen
este espejo y en los días que yo esté plena oscílenlo hacia la dirección de la
Tierra, y en las noches de oscuridad los hombres guiarán su luz hacia él".
Las estrellas siguieron su consejo y le
agradecieron a la Luna.
La Luna, en compensación, les regaló el nombre a través
del cual se reconoce cuando sucede esa luz, cuando se está titilando.
Sigue leyendo nuevos cuentos en el blog de Cuentos y Fábulas: la fábula del Zorro y el Cuervo
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