LOS MÚSICOS DE BREMEN
Érase una vez un agricultor que llevaba ya muchos años con
su viejo asno, había trabajado mucho años atrás, pero el asno estaba ya viejo y
no tenía fuerzas para seguir trabajando.
Su amo había pensado venderlo o usar su piel para hacer
alguna prenda de vestir. Pero el asno que se estaba imaginando que podía
ocurrirle algo de esto, se escapo de la casa en dirección a la ciudad de
Bremen.
Al asno le gustaba mucho la música y pensó que en esta
ciudad podría ganarse la vida como músico.
Después de llevar mucho rato ya caminando se encontró con un
perro que estaba ladrando de una manera extraña.
El asno se paró junto al perro y le preguntó:
-
¿Por qué ladras de esa manera?
-
Me estoy haciendo viejo y como no puedo ir ya de caza
con mi amo, este me quiere matar, por eso me he escapado, pero ¿cómo voy a
ganarme la vida ahora?
-
No te preocupes, puedes venirte conmigo a Bremen, donde
pienso ganarme la vida como músico, voy a tocar la trompeta. Ya encontraremos
algo también para ti.
-
Yo se tocar los timbales, puedo tocar en la misma
banda, dijo el perro.
-
Perfecto, pues sigamos el camino hacia la ciudad.
Al cabo de un buen rato se encontraron un gato tumbado al
lado de un árbol con cara triste.
-
¿Que te ocurre compañero?, pregunto el asno.
-
Me estoy haciendo viejo y ya no puedo cazar ratones. Mi
amo ha dicho que no valgo para nada y quería matarme, pero yo me he escapado de
la casa corriendo.
-
Te puedes venir con nosotros a la ciudad de Bremen
donde queremos trabajar de músicos, si te gusta la música nos puedes acompañar.
Al gato le pareció una buena idea y se fue en compañía del
perro y el asno.
Un tiempo después pasaron por delante de una granja donde
había un gallo gritando con todas sus fuerzas.
Los amigos le preguntaron al gallo por qué gritaba de
aquella manera.
-
Señor gallo, ¿por qué canta de esa manera tan triste?
-
Porque he escuchado a mi ama que mañana piensa cocinar
gallo con arroz y yo soy el único gallo de la granja.
-
Tienes muy buena voz, ¿por qué no te vienes con
nosotros a Bremen? Allí puedes cantar en lugar de esperar aquí a que tu ama te
cocine.
-
Pues me encanta tu idea, me marcharé con vosotros ahora
mismo.
Dando un salto por encima de la valla se alejo de la granja
en compañía de sus nuevos amigos.
La ciudad aun quedaba lejos y se les estaba echando encima
la noche, por lo que decidieron pasarla en un bosque que encontraron.
El perro y el asno se echaron a dormir junto al tronco, el
gato se subió a una de sus ramas, mientras que el gallo dio un pequeño vuelo y
se subió a lo alto del árbol.
Pero antes de echarse a dormir, divisó cerca de allí una luz
que pertenecía a una pequeña casa.
-
Podemos acercarnos a la casa para ver si podemos dormir
en un lugar más caliente que aquí, que empieza a hacer bastante frío.
A todos les pareció una buena idea y se encaminaron a la
casa.
Lo que estos 4 amigos no sabían es que esta casas era el
refugio de unos ladrones.
Al llegar a la casa, el asno se asomo por la ventana para
ver si había alguien.
-
¿Qué ves? Preguntó el perro desde abajo.
-
Hay una mesa llena de ricas comidas y muchas bebidas.
Todo tiene muy buena pinta.
Pero junto a la mesa se encontraban los ladrones, dispuestos
a darse una buena comilona.
-
Qué bien me vendría una cena, comentó el perro.
-
¡Ay que bien, si pudiésemos estar dentro! Dijo el
gallo.
Entonces empezaron entre los 4 a inventar un plan para hacer
que los ladrones salieran fuera de la casa y ellos poder entrar.
Aunque tardaron un buen rato en idearlo, al final
encontraron un plan.
El asno se puso con sus patas delanteras en la ventana, el
perro se subió a las espaldas del asno, el gato encima del perro y en lo alto
del todo, el gallo.
Los cuatro comenzaron a cantar con todas sus fuerzas y
cuando hicieron la señal, entraron por la ventana rompiéndola.
Hicieron tanto ruido que los ladrones se creyeron que había
un fantasma en la casa.
Entonces salieron huyendo a toda prisa hacia el bosque.
Ya solos en la casa se dieron una buena comilona, hasta que
no pudieron comer ni un bocado más.
Después buscó cada uno de ellos un sitio donde poder dormir
de forma cómoda.
Como estaban tan cansados no tardaron mucho tiempo en
quedarse dormidos.
Al cabo de unas horas, los ladrones que estaban ya más
tranquilos, regresaron a la casa para ver lo que había ocurrido.
Entró uno de ellos en la casa a oscuras y en silencio.
Se acercó a la chimenea para ver si podía encender una vela.
Justo allí estaba el gato que se lanzó a la cara del ladrón
y empezó a arañarle.
El ladrón salió corriendo muerto de miedo y al pasar por una
puerta el perro le dio un mordisco en toda la pierna.
Este echó a correr en otra dirección horrorizado pero
tropezó con el asno que le dio una coz en todo el culo.
El gallo que se había despertado con todo el ruido, empezó a
cantar muy fuerte:
-
Qui quiri qui, Qui quiri qui
El ladrón huyo a toda velocidad y horrorizado de nuevo hacia
el bosque.
Al llegar a allí le comentó al resto de ladrones casi sin
aliento:
-
En nuestra casa hay una horrible hechicera que me ha
arañado la cara con unas largas uñas.
Al lado de la puerta hay otro
hombre con un cuchillo que me lo ha clavado en la pierna.
Después, un monstruo negro me ha
golpeado con una maza en el culo.
Y había una extraña criatura en
el techo que gritaba:
-
Traédmelo aquí, traédmelo aquí.
Por lo que he
salido corriendo lo más rápido que he podido.
Después de esta extraña aventura, los ladrones no se
atrevieron a volver a la casa nunca más, por lo que los 4 músicos de Bremen se
quedaron en ella donde vivieron juntos por muchos años.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, y el que no
levante el culo se le quedará pegado.
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