Un día de primavera, el Principe del Bosque tuvo un hijo, un pequeño y bello cervatillo.
Todos los animales del bosque se reunieron para celebrar el nacimiento.
-¡Que cervatillo más bonito!
-¡Y tiene la misma cara que su padre!
Mientras, el pequeño se acurrucaba con su mama.
Poco a poco fue creciendo y aprendiendo a andar, mientras jugaba con su amigo Tambor, un conejo muy divertido que le enseño muchas cosas del bosque.
-¡Mira Bambi, eso que vuelas es una mariposa!
Y Bambi corría y saltaba detrás de ella.
Otro día, Bambi conoció a otro cervatillo.
-Me llamo Falina, ¿Quieres que juguemos juntos?
De esta manera conoció a otros cervatillos más con los que jugaba todos los días.
Pasaba el tiempo y se acerco el invierno.
Con Tambor, Falina y el resto de amigos aprendían a patinar en el hielo.
Un día, su mama estaba muy asustada porque había visto en el bosque a unos cazadores.
Le dijo a Bambi:
-Rápido, tenemos que correr hasta la tierras más altas.
Mientras que subían por el camino se escuchaban disparos, y en uno de estos disparos vió como su madre se tambaleaba herida de muerte.
Esa noche, Bambi lloró mucho recordando a su mama.
A partir de entonces, Bambi creció junto a su padre y el resto de amigos.
El tiempo pasó y se hizo mayor. Le creció una impresionante cornamenta.
Un día encontró a una preciosa cierva. Cuando la reconoció mejor se dio cuenta que era su antigua amiga Farlina, de la que ya nunca se iba a separar.
Estando todos los animales del bosque juntos jugando, avisaron que había un fuego en una parte del bosque y que avanzaba hacia ellos.
Bambi los reunió y los guió hasta un islote en el río, donde las llamas no podían llegar.
Ese mismo día su padre que erá el Principe del Bosque le dijó que se estaba haciendo muy mayor y que era el momento en que Bambi debía convertirse en el nuevo Principe del Bosque.
Desde ese día Bambi convertido en Principe del Bosque vivió muy feliz con Falina y el resto de sus amigos.
Y consigue también el peluche de Bambi:
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