Erase una vez tres osos que vivían en una bonita casa en el
bosque, Mama Osa, Papa Oso y el pequeño Osito.
Ese día Mama Osa había preparado una de las comidas
favoritas de toda la familia, sopa.
Todos corrieron a la mesa para disfrutar de la comida.
Cuando el pequeño oso se llevó la cuchara a la boca dijo:
-Uy mama, me he quemado, la sopa está muy caliente.
-Es verdad dijo la mama mientras la probaba.
-Tengo una idea, dijo Papa Oso, podemos dar un paseo por el
bosque mientras la sopa se enfría.
-Muy bien, gritaron todos mientras salían de la casa para
dar una vuelta por el bosque.
Mientras tanto, una niña rubia a la que llamaban Ricitos de
Oro, también estaba dando un paseo por el bosque cuando se encontró la casita
con la puerta abierta.
Preguntó si había alguien dentro, pero como no le
contestaron decidió entrar.
Encontró 3 silla y se sentó en la más grande, entonces
comprobó que era muy alta y que no le llegaban los pies al suelo.
Decidió sentarse en la más pequeña, que era la silla del
osito. Como ésta tenía las patas muy finas no aguantó el peso de la niña y se
rompió.
-Uff, vaya un golpe y un susto que me he dado, menos mal que
no me he hecho daño.
Fue entonces cuando vió los platos de sopa.
-Con lo que a mi me gusta la sopa, voy a comerme uno de
estos platos.
Y en un momento se había tomado toda la sopa del plato del
osito que era la que estaba en su punto, ni fría ni caliente.
-Umm, que buena estaba la sopa, me he quedado con la barriga
llena, es una de las sopas más buenas que he probado nunca.
Después de comer, a Ricitos de Oro le empezó a entrar sueño.
-Voy a echar una siesta antes de volver a casa.
Se dirigió a los dormitorios donde encontró 3 camas.
Una era muy alta para subirse, la de Papa Oso. Otra era muy
dura para ella, la de Mama Osa y la tercera cama era perfecta, por lo que
eligió la del pequeño osito para dormir.
Mientras Ricitos de Oro echaba su siesta, volvieron a casa
los 3 osos que habían acabado su paseo por el bosque.
-Alguien ha roto mi silla, dijo el osito.
-También han probado mi sopa dijo Papa Oso y Mama Osa.
-Pues mi plato se lo han comido entero, dijo el osito
llorando.
Entonces se acercaron al dormitorio y se encontraron una
niña durmiendo en la cama del osito.
Este ya no pudo aguantar más y despertó a Ricitos de Oro.
-¿Qué haces durmiendo en mi cama?, le pregunto el osito.
Cuando Ricitos de Oro se despertó y vio que había 3 osos
rodeándola se asustó mucho y echó a correr, pero Papa Oso cerró la puerta para
que no escapará.
Después de un rato, Ricitos de Oro ya se había tranquilizado
y pidió perdón a los osos por todo lo que había hecho.
Los Osos y Ricitos de Oro se hicieron amigos desde aquel
momento y la niña volvía al bosque todos los domingos a comer sopa con sus
amigos los osos.
Consigue aquí el libro del cuento de RICITOS DE ORO:
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